25/07/2014

Mejorar la pronunciación: unos ejercicios muy sencillos y unos consejos muy valiosos

Pronunciar bien es algo fundamental. El nivel que tienes en un idioma depende directamente de tu capacidad para hablar. Pero claro, hablar en otro idioma es difícil... No, cambiemos la frase: hablar es lo más difícil. La expresión oral es sin duda la competencia que más cuesta adquirir.
Para facilitarte un poco el camino, aquí van unos consejos. Algunos son bastante evidentes, pero otros no tanto. En general, la lectura de estos consejos sirve para perder un poco el miedo inicial que siempre se le tiene a la expresión oral, y te va a servir para tener unas pautas de organización a la hora de trabajar tu oral.
Para completar tu acercamiento a la expresión oral y mejorar tu pronunciación, en francés o cualquier otro idioma, acabaremos con un pequeño vídeo (de menos de 3 minutos) con algunos ejercicios sencillos y eficaces.

Para empezar, vamos a partir de algunos principios...

  • La pronunciación no tiene que ser perfecta. Tu objetivo principal es que se te entienda bien, y para ello no es necesario que pronuncies perfectamente todos los sonidos del francés. No importa, por ejemplo, que pronuncies el sonido de r "a la española". Un francés te entenderá perfectamente con tu r castellana. De hecho, en el sur de Francia hay amplias zonas donde la pronunciación de esa letra es muy cercana a la española. Por supuesto, sí que hay otros sonidos de letras que debes distinguir bien, para evitar confusiones, como la b y la v (je bois = "bebo" --- je vois = "veo"). Debes centrar tu atención en estos sonidos concretos, y no en todos.
  • En los principiantes absolutos , la pronunciación nunca es buena. El francés y el castellano tienen sonidos muy diferentes, y un novato no puede desmoralizarse porque no consigue pronunciar correctamente a la primera. La clave está es practicar para mejorar.
  • Nadie es un negado para esto de los idiomas. Es verdad que hay personas con más facilidad que otras, pero la mayor dificultad que puedes encontrar no convierte en imposible tu aprendizaje. Sólo se trata de darte más tiempo y practicar un poco más.

Ahora, las reglas de oro para mejorar tu pronunciación...

  • Escucha francés todo lo que puedas. Tienes la suerte de vivir en una época que te ofrece multitud de herramientas para acercarte al idioma: películas, series, vídeos musicales, podcasts, emisoras de radio, canales internacionales... No es necesario que entiendas todo lo que oyes, la idea es que te vayas quedado con la cadencia y la "música" del idioma. En el coche, andando por la calle, cocinando en casa... cualquier momento es bueno para ponerte un audio. Si te acostumbras a echar tus ratos de escucha diariamente, acabarás siempre por mejorar tu pronunciación.
  • Insiste en la pronunciación de los sonidos difíciles. Cuando tengas dificultad con un sonido concreto, repítelo en voz alta. La repetición es la clave para mejorar. En casos extremos, grábate y escúchate luego.
  • Habla lentamente, y exagera los sonidos si hace falta. No puedes hablar tan rápido como los francofónos, y tampoco hace falta. Hazlo despacio, tómate tu tiempo. Poco a poco, ya verás como puedes ir un poco más de prisa. 
  • Practica diariamente. Es mucho mejor dedicar cada día 15 minutos a hablar en francés que hacerlo dos horas de vez en cuando. Conseguirás así no cansarte, y te cundirá más el esfuerzo. La regla de oro aquí es "cada día, un ratito".
  • Convierte la práctica oral en un juego. Apréndete de memoria frases sueltas de canciones o películas, y repítelas cuando surja la ocasión. Cuando te sientes feliz, por ejemplo, puedes decir la famosa frase de Edith Piaf "Je vois la vie en rose". Si alguna canción te gusta mucho, cántala cuando la oigas en casa (en la calle no es conveniente, por eso de no criar fama de loco...).
  • Lee en voz alta. Búscate alguna lectura sencilla con la que puedas practicar. Si no tienes seguridad de cómo se pronuncia algo, utiliza un robot de lectura. Fíjate en los errores que cometes más a menudo y céntrate en ellos.
  • Practica con otra gente en cada ocasión. Si conoces a francófonos, oblígate a hablar con ellos en lo que puedas, y pídeles que te corrijan si cometes errores importantes. Aprovecha también las nuevas tecnologías: hay webs especializadas en poner en relación a aprendices de idiomas (aquí tienes unas cuantas. La web está en francés, pero basta con que hagas clic en las imágenes). Podrás practicar allí a la vez que ayudas a otra gente con el castellano. En algunas ciudades, como Málaga, hay incluso cafeterías convertidas en lugares de encuentro precisamente para facilitar los intercambios lingüísticos.
  • Pierde la vergüenza lingüística. El mayor obstáculo a la hora de hablar no es tu torpeza fonética, tu desconocimiento de las reglas gramaticales o la brevedad de tu vocabulario. Lo peor es el miedo al ridículo que puedes sentir. La única manera de vencer ese miedo es lanzarte a hablar, da igual que lo hagas bien o mal, las correcciones vendrán después. Recuerda que los que más aprenden no son los que tienen más facilidad para el aprendizaje, sino los que se lanzan más rápido. Imagina el idioma extranjero como una piscina donde debes lanzarte para aprender a nadar. Si lo haces, ya tienes medio camino recorrido. 

Y como suplemento gratuito, algunos ejercicios sencillos...

 


Resumiendo:

  • Sé constante, y practica un poco cada día.
  • No te exijas demasiado al principio.
  • No te lo pienses mucho. Lánzate, equivócate y aprende de tus errores.

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